Ingredientes:
Un jardín con rosales altos y un perrito manchado
Una puerta de cocina cerrada con llave porque los dioses no revelan sus secretos.
Un millón de delantales almidonados que iban cambiando de color
Procedimiento:
Para asomarse a la vida de Tía Juanita hay que volver a la primera infancia, a las uvas que me daba a escondidas de los demás, a los espejos de ese toilet en el que me fascinaba multiplicarme...y si no... a las historias de los mayores...
Tamizar domingos de turf con ravioladas en el pueblo de Merlo famosas por contar algunas veces con la presencia de Carlitos Gardel.
Finalmente revolver viajes a Montevideo, fotografías con su imagen recortada y pretendientes que nunca se animaron a cortejar a la niña más mimada de Don Manuel, que fue olvidando el asunto mientras picaba bien finita la cebolla.
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